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Tensión alta en el embarazo, ¿qué significa?

La tensión alta en el embarazo puede deberse a distintos motivos, algunas mujeres pueden presentar tensión alta previa, mientras que otras pueden desarrollarla durante el embarazo. En este artículo te explicamos qué tipos de hipertensión pueden darse durante la gestación y por qué es tan importante su detección temprana. 

¿Qué es la presión arterial?

Para entender qué implicaciones tiene la tensión alta en el embarazo, antes conviene saber que la presión arterial (PA) es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de los vasos sanguíneos al circular por ellos. La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mm Hg) y se usan dos cifras para expresarla:

  • Presión arterial sistólica (popularmente conocida como “la alta”): hace referencia a la presión máxima que ejerce el corazón durante el latido cardiaco.
  • Presión arterial diastólica (popularmente conocida como “la baja”): refleja la presión en las arterias entre un latido cardiaco y otro.

Cuando estos valores son más elevados de lo normal, es porque hay tensión alta o hipertensión. Además de ser un factor de riesgo cardiovascular, es una patología en sí misma ya que puede afectar a órganos vitales como el corazón, el cerebro y los riñones.  

Hipertensión en el embarazo

Se estima que la hipertensión afecta aproximadamente al 10% de las gestaciones a nivel mundial, por lo que es una de las complicaciones más frecuentes en el embarazo. Es una de las causas principales de morbilidad y mortalidad tanto en madres como en neonatos. 

Las pruebas durante el embarazo son numerosas y sirven para controlar tanto el estado de salud de la madre, como el estado de salud y el desarrollo del futuro bebé. La medición de la tensión arterial se realiza de forma rutinaria en las distintas revisiones que tienen lugar durante la gestación. El objetivo es detectar a tiempo variaciones que puedan implicar riesgos, y así poder controlarlos. 

La hipertensión puede estar ligada a distintas causas y por tanto las complicaciones asociadas pueden variar, pero hay estudios que señalan que, independientemente del tipo, presentar tensión arterial alta en el embarazo conlleva más riesgo de desarrollar hipertensión crónica a lo largo de la vida, así como diabetes tipo 2 y colesterol alto, que son también factores de riesgo cardiovascular. 

Durante el embarazo que transcurre de forma normal, la presión arterial disminuye de manera gradual, llegando a su pico más bajo entre las semanas 16-20 de gestación. Se trata de una disminución que afecta tanto a presión sistólica como a la diastólica, aunque la disminución de la presión diastólica es mayor. A partir de la mitad del tercer trimestre, la presión arterial comienza a subir hasta alcanzar de nuevo valores cercanos a los de antes de la gestación. 

Pero ¿con qué valores se diagnostica tensión alta en el embarazo? Normalmente es necesario obtener en dos o más tomas consecutivas, separadas por un periodo de 6 horas, los siguientes valores:

  • Tensión arterial sistólica igual o mayor a 140 mm Hg y/o
  • Tensión arterial diastólica igual o mayor a 90 mm Hg.

Además, para que la medición de la PA sea correcta, debe tomarse siguiendo una serie de consideraciones: 

  • Utilizar aparatos (esfigmomanómetro y manguito) de un tamaño adecuado
  • Medir en el brazo derecho
  • La mujer debe estar sentada y debe haber guardado reposo durante unos minutos antes
  • Realizar una segunda medición pasados unos 20 minutos

Como hemos mencionado anteriormente, la tensión alta en el embarazo puede deberse a diferentes causas y, por tanto, necesitar manejos específicos. A continuación, te explicamos qué tipos de hipertensión pueden darse durante la gestación.

Tipos de tensión alta en el embarazo

Se diferencian distintos tipos de hipertensión durante el embarazo, principalmente en función de si la PA elevada estaba presente antes o no del embarazo. La SEGO establece 4 categorías: 

  • Hipertensión arterial crónica 
  • Hipertensión gestacional o gravídica
  • Preeclampsia 
  • Hipertensión arterial crónica con preeclampsia sobreañadida

Los principales factores de riesgo asociados a la PA elevada son la edad avanzada, la primiparidad, el embarazo múltiple y antecedentes de obesidad, hipertensión y de diabetes.

Hipertensión arterial crónica

Aquellas mujeres que presentan hipertensión antes de quedarse embarazadas o aquellas en las que la hipertensión se detecta antes de la semana 20 de gestación son diagnosticadas con hipertensión crónica. Además, si la hipertensión se detecta pasada la semana 20, pero persiste 12 semanas tras el parto también se diagnostica este tipo de hipertensión en la mujer.  

Suele afectar al 3% de los embarazos y es más frecuente en mujeres con obesidad y/o en mujeres mayores de 35-40 años. Y es que, como te explicamos en el artículo, Embarazo a los 40 años, ¿qué debes saber?, con la edad existen más riesgos de complicaciones durante el embarazo. 

En la mayoría de los casos de hipertensión crónica en el embarazo, la gestación no presenta riesgos, salvo la tendencia de bajo peso del futuro bebé. Cuando se presentan complicaciones, las principales son: 

  • desprendimiento prematuro de placenta
  • prematuridad del bebé
  • retraso en el crecimiento intrauterino
  • dificultades respiratorias. 

En casos graves las gestantes con hipertensión crónica pueden desarrollar preeclampsia sobreimpuesta o sobreañadida, que ocurre entre el 20-25% de los casos, siendo en la mitad de ellos de inicio precoz. Estos casos tienen peor pronóstico materno y fetal, por lo que conviene detectarla lo antes posible. 

Hipertensión gestacional 

Este tipo de tensión alta en el embarazo es el más frecuente y se estima que afecta alrededor del 5-9% de las embarazadas. Aparece después de las 20 semanas de gestación en mujeres que nunca antes habían presentado hipertensión sin otros signos clínicos

Por lo general, la hipertensión gestacional suele mejorar sin dar lugar a complicaciones asociadas, aunque el riesgo de complicaciones dependerá de la edad gestacional en la que aparezca. En alrededor del 25% de los casos, las gestantes desarrollan preeclampsia. Aunque por lo general no precisan un tratamiento inmediato, siempre será necesario seguir un control exhaustivo de la PA.

Preeclampsia

La preeclampsia se origina cuando se produce una alteración en la unión útero-placentaria durante el desarrollo embrionario, y la llegada de nutrientes y oxígeno al feto está limitada. El motivo por el cual se produce esta alteración es desconocido, pero en último término da lugar a los síntomas más característicos de la preeclampsia: elevada presión arterial y aparición de proteínas en orina (proteinuria).

La preeclampsia se considera un síndrome, que puede presentarse con aspectos clínicos muy diversos. Además de la presión arterial elevada y la proteinuria, pueden aparecer edemas, un aumento rápido de peso, cefalea, náuseas, o una disminución de los movimientos fetales, entre otros. Distinguimos dos tipos de preeclampsia:

  • Preeclampsia precoz, que es una forma más grave de esta patología. Suele aparecer entre las semanas 20 y 34 de gestación
  • Preeclampsia tardía, que es la más común y aparece a partir de la semana 37.

La preeclampsia afecta a alrededor del 2-8% de embarazos, la mayoría de las mujeres afectadas no sufren síntomas severos, pero un pequeño porcentaje puede desarrollar eclampsia o síndrome de HELLP.

La eclampsia es una forma más severa de preeclampsia en la que aparecen convulsiones en la embarazada. Otra complicación aún más severa es el llamado síndrome de HELLP que se caracteriza por la presencia de: hemólisis, elevación de las enzimas hepáticas y plaquetopenia. Estos casos graves de preeclampsia se asocian con parto prematuro, bajo peso al nacer, y en casos extremos pueden suponer un peligro para la vida, tanto de la madre como del feto.  

Entre los factores que aumentan el riesgo de tener preeclampsia se encuentran: 

  1. Edad: embarazadas por primera vez menores de 20 años o embarazadas de edad avanzada. 
  2. Mujeres que ya han tenido preeclampsia en gestaciones anteriores tienen una probabilidad del 10% de volver a padecerla, cifra que aumenta al 40% si la preeclampsia se asoció al síndrome HELLP, o si la primera preeclampsia apareció de forma muy temprana en la gestación.
  3. Antecedentes familiares de preeclampsia en ambos miembros de la pareja.
  4. Embarazadas con hipertensión crónica o diabetes pregestacional.

Manejo de la tensión alta en el embarazo

Como has visto, existen varios tipos de tensión alta en el embarazo, por lo que su manejo dependerá del tipo y la causa subyacente. En algunos casos el especialista puede recomendar cambios en el estilo de vida, mientras que en otros puede ser necesaria la prescripción de fármacos. En el caso de la preeclampsia, como la alteración de la PA afecta tanto a la madre como al feto, el tratamiento puede ser inducir el parto de forma prematura. Sea cual sea el manejo en función del tipo de hipertensión, siempre será el especialista quién indique la mejor opción teniendo en cuenta a la gestante y el desarrollo fetal. 

Por este motivo es fundamental acudir siempre a todas las revisiones perinatales para detectar cuanto antes la tensión alta en el embarazo u otras complicaciones pudiendo asegurar un manejo médico adecuado lo antes posible. Y es que, el cuidado de la salud comienza desde antes del nacimiento.

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